domingo, marzo 30, 2008

Tu pequeño mundo

Caminás y mirás extraviado, pues todo es nuevo, es razonable que lo hagas.
Vas de la mano de tu mamá, seguro, aunque no conozcas el mundo todavía, es razonable que lo hagas.
Te reís de esa manera, tan sincera y divertida, y volvés a tus juegos, y es razonable.
Jugas a ser grande de a ratos, o dibujás algo inentendible en una hoja de papel, y con esa misma irreverencia avisás que querés comer, que es tu tiempo, y es razonable que lo hagas.
Lloraste mucho también, por cosas simples, que son las únicas que conocés por ahora, y luego volviste a reír como si nunca hubieras llorado: satisfecho y feliz, y es razonable que lo hagas.
Corrés de acá para allá con el rumbo de un camino que solo vos conocés, con esas ganas de vivir que de tan fuertes son tan naturales, y es razonable que así sean.
Sos la cosa mas linda que hay, tan simple como un árbol o una tarde de sol, y te reís según tu pequeño mundo, tus propias reglas y actitudes que demuelen todo, porque sos un pequeño gigante, que en su pequeñez abruma con su simpleza, y es razonable que suceda.
Y cuando bailás y te reís en alguna parte del mundo algo se explica, o algún argumento estúpido queda desintegrado por tu mera existencia, porque sos único, porque sos maravilloso, y es razonable que lo seas.

martes, marzo 04, 2008

El sueño del León

Desvío la vista, miro otra vez y es un león: no siento temor.
Vuelvo a girar y la persona es la misma que era antes, pero habla y ruge, sus dientes son los de un felino enorme.
La noche anterior el cuento predijo que esto sucedería, pero no he de creer en predicciones me he dicho hace tiempo, y las historias pasaron a ser letras en papel, o un relato de alguien con un interés mayor al mío, sin más.
Siempre pude traspasar el espejo y caer del otro lado, proyectándome hacia afuera en carne y hueso, creyendo vivir cuando en realidad estaba escribiendo la historia de la débil proyección: una marioneta con la cruz de madera en el otro lado del vidrio.
Hace mucho tiempo dejé de creer en aquellas historias, hasta que desperté y nada tuvo sentido, los rostros eran normales, pero bastaba algún gesto para encontrar la diferencia, esos dientes de felino u ojos de pájaro, piel de lagarto....; según la persona una faceta animal oculta, diferente, cuando no era un animal completo, que el cerrar y abrir de ojos ayudaba a ocultar la bestia para luego ver la persona con el rasgo animal que predijeron las pupilas atemorizadas.
Sentía al aliento diferente, mis pies ya no pisaban sobre terreno firme, las calles cambiaban de textura y la tierra se volvía húmeda, los pies se enterraban y el cemento los atraía como un imán. Mientras la fauna reciente observaba con atención mis movimientos. Y de pronto mis manos parecían las de un animal, un pelaje familiar.
Hace tiempo dejé creer en predicciones, lo que no he dicho aún es que todas y cada una de ellas se han cumplido, la falta de fe no ha torcido el rumbo signado por aquellas palabras que obvié.
Detrás del espejo no se ve todo tan claro como antes.
En una ocasión me dijeron que el hecho de no recordar el pasado es una suerte poco habitual, y que no hay manera de reconocer aquello hasta poder comprobarlo ya sea por accidente o algún tipo de análisis meticuloso, no fue una predicción, pero estaban en lo cierto.
Incluso las imágenes cambian, las recuerdo como personas, pero a su vez esos rasgos animales me resultan tan familiares...
Y la tristeza que ayer sentía es hambre de hoy, y las personas huelen tan bien, una única idea se apodera de mi intención.
Los hilos tratan de traerme de vuelta, sin embargo no distingo si soy quien controla o quien es controlado, ya no se si estoy detrás o delante del espejo: no importa, y soy los dos a la vez.
Ahora no hay jaula que los proteja, en última instancia volverán detrás de los propios espejos, yo podré elegir de que lado me quedo.