sábado, julio 26, 2008

No decir nada

No decir nada.
Concentrar la mirada en un gajo de limón, o en un vaso.
No decir nada.
Escuchar los ruidos sin prestar atención.
Apreciar los colores como motas fugaces de un día que no podrías recitar de memoria.
No decir nada.
Y caminar solo bajo las luces de la ciudad que tanto conoce de historias como la tuya.
Y no evitas ver esa mueca de vida en quienes asumes que están afuera, que son otra cosa menos tu.
No decir nada.
Y la vida se concentra en tus ojos, en tu piel, en cada exhalación.
Y las palabras son formas y colores, una sensación visitada tantas veces con ánimos diferentes, con los ojos del niño que fuiste y con la fuerza del hombre que quieres ser.
Y no dices nada, porque lo importante a veces se esconde.