jueves, abril 14, 2011

Te gano, te desprecio, te ignoro, te amo, te ordeno, te creo

El hombre grita con fuerza para ser escuchado, levanta media tonelada de metal, termina, se para y grita de nuevo. ¿Vos que miras? Le dice al flacucho que lo mira con rostro de pregunta y que nada se anima a decir. Las pesas yacen inertes a la espera de otro que quiera levantarlas...

Un automóvil la deja en la calle, despedida de la puerta como una bolsa de basura, y unos billetes caen al suelo, ella mira a través de esos ojos torcidos por la humedad de las lágrimas, y camina torpe y aturdida, acomodándose la escasa y reiterada ropa que lleva puesta.

Dame otro más, No tengo, responde el pequeño que ya no tiene mas cigarrillos: esos que pueden comprar baratos, que ya no saben ni que fuman, porque el que vende ya no sabe que vende, porque el que produce quiere que así sea. Se quedan los dos mirando un árbol, Mirá, parece mi hermana. Es tu hermana gil, no te diste cuenta. Sale del auto del patova, el hijo de puta que la otra vez la dejó de cama. A ese gil le voy a inflar la panza a corchazos. Tené cuidado, es pesado el logi ese. Mi nueve es pesada, y a ese gil se la voy a mostrar de cerquita, por puto, se cree grande el gil, pero un corchazo en la frente....vas a ver. Dijo esto y le dio la pitada final al cigarrillo entre los dedos.

Que te pasó mi'jita, pregunta la mujer, ella no responde y se sienta a la mesa. ¿Fue ese hijo de puta, decime, fue ese?. Ella calla, y mira al plato de arroz que tiene delante, y toma con desgano un sorbo de un vaso con agua. ¿No estaba el Pitu?. Que va a estar... después se queja cuando no le quieren pagar por cuidar los autos de la avenida, se la pasa con el otro fumando esas porquerías... En la oscuridad de los pasillos se escuchaba el eco de alguien gritando, llorando, chicos corriendo y la caída de alguna botella. La luna brillaba sobre los techos de chapa.

El despacho estaba como siempre, ordenado, el saco en el lugar correcto, las carpetas en la pila correcta, la secretaria con la sonrisa determinada y bien estudiada, que recibe al comisario y le dice que espere, que el fiscal lo recibirá enseguida. El tipo espera, hasta que el fiscal entra, saluda y se sienta detrás del escritorio, y mira con complicidad al señor comisario en su riguroso uniforme.
¿Cómo anda todo?, pregunta el fiscal. El comisario responde que bien, que las cosas andan bien pero que el clima está medio pesado y algunos están pidiendo más. Mirá Ramírez, acá se trae lo que se pacta, sino es muy simple, aparece la carpeta en la oficina, y le van a dar curso, sabes muy bien quien cae primero... así que mi viejo, reclamen hacia abajo viste, todo sube, ayer cambié el auto y los del concesionario no me descontaron nada, así que tomatelás y la próxima venite sin problemas. Ramírez se fue caminando despacio por un pasillo, dando golpecitos al arma en su cintura, como una palmada a un viejo amigo...

El ministro de seguridad acaba de emitir un comunicado, donde promueve al comisario Ramírez a la Jefatura de la División de trata de personas.

Ella está contenta, un primo la llamó por teléfono, tiene el contacto de un lugar donde puede trabajar, Van tipos de mucha teca, seguro sacás el triple que antes, y es más seguro, hay otras chicas de Paraguay, pero esas no salen, vos tendrías trato especial....


especial.

sábado, abril 09, 2011

Haiku


En ocasiones, lo que hay para decir, entra en conflicto con lo que hay para callar, es un hecho.

Lo paradójico del caso es que ese silencio, de algún modo, dice lo que uno está callando, e incluso más.

El silencio demarca lo pequeño de eso que se calla, pues el silencio es un espacio enorme, que da lugar a eso que se calla y también, lugar a que vos ( si, vos!) escuches eso que nunca voy a decirte, pero que sabés bien cierto, porque en mi silencio, también está eso que quisieras escuchar, lo que sabés que escucharías y la potencialidad de todo lo que podría ser dicho, esa eternidad de cosas, mentiras, verdades, pequeñas traiciones verbales, aún esas cosas que uno no quiso decir, queriendo decir otra cosa...

Incluso hay silencio cuando se habla y no se dice nada, que es la otra cara de hablar poco pero decir muchas cosas.

En mi silencio, estoy yo, y está tu oído atento al gran eco de lo que jamás dije, de lo que quisiera decirte y quizá no te diga por falta de preparación... por esos pequeños desencuentros donde mejor es quedarse donde uno está y dejar que todo suceda. El tiempo sucede, y uno detrás, tomado de la estela que van dejando las horas, creyendo que existimos mas allá del presente, que es lo único que hay...

En ocasiones, lo que hay para decir, es tanto que no sale, es tanto que las palabras no encuentran una forma ni un espacio. Pero descansan bien en el silencio, y los oídos atentos, pueden oír esas palabras que aunque dormidas, están presentes, por el peso de no estar, por el peso de no ser puestas en evidencia.

Hoy, lo que hay para decir quizá sea mucho, quizá no valga la pena, o quizá las palabras escondan verdades que deban ser recibidas con cierta fortaleza, con cierta integridad o preparación. No todas las palabras son fáciles de digerir, mas allá de su naturaleza.

Mañana, este silencio será historia, como todo lo que queda detrás, pero si prestás la debida atención al vacío, a los gestos ocultos, vas a descubrir, lo que tengo para decir.

Hoy, te dedico mi silencio.