sábado, julio 29, 2006

Me, myself, y mi mismo

En mi casa me hablan, de mí.

Mi espejo me mira, me miro a mi mismo.

En mi casa me hablan, a mí.

Me hablo y no me veo, me miro y no me escucho.

En mi casa no hablo, mi boca no puede.

sábado, julio 22, 2006

El bar, entre camas y linternas

Siempre nos recordamos de otra manera, solía decirnos en las reuniones.

La sesión pasada nos sorprendió bailando, aludiendo a Fred Astaire como su maestro. Un dia en New York gritaba, un dia en New York.

Terminó la escena y se sentó, luego no dijo nada, aún cuando el licenciado le preguntaba directamente a él.

En otras reuniones dijo ser hijo de un navegante italiano, comerciante y estafador por derecho natural. Trató de comenzar anécdotas que hubieran quitado tiempo a los demás, el licenciado no lo dejó continuar.

Los demás siempre se indignaban, yo incluido, a excepción del día que dijo ser Robin Hood; nadie supo como había conseguido el gorro verde.

Así fueron varias semanas, al bar lo cerramos porque se llenaba de curiosos, el licenciado nos dijo que de una u otra manera hubiera sucedido porque estaba prohibido acostarse a ciertas horas de la madrugada. Al cerrarlo evitamos que nos quitaran las linternas que teníamos escondidas, el bar se extraña.

Ayer supimos que el aprendiz de Fred Astaire, el comerciante italiano, Robin Hood, y todos quienes fueron él, no volverían a bailar, ni a comerciar ni a proteger a los pobres.

El licenciado no dio muchas explicaciones sobre por qué él se había ido, sin haber salido en todo un día de la cama, sin reírse ni cerrar los ojos. Nadie lo dijo pero nosotros sabíamos que él volvería.

Ahora que la cama está vacía estamos pensando en reorganizar el bar, y esperaremos a que aparezca y nos comente donde ha estado y que aventuras trae consigo.

Es la hora en que apagan las luces.

martes, julio 18, 2006

Volviendo nos vamos

Y desandando un camino llega al punto de retorno. Vuelve en sí y observa el sendero a lo lejos, un aura de tiempo.

Hoy se sienta en el bar y lee, toma café y entre charlas con el mozo sigue atento, examina a quienes pasan, algunos le sonríen con un gesto de anuencia, hola como te va.

Hoy se siente de vuelta, pero en ninguna parte, una vuelta que termina en él, sin lugar reconocible más que una mesa vieja, una tasa vacía y un libro que espera.

Aflora en el gesto de simulada atención un viejo brillo, un dolor que esperaba liberarse hoy, específicamente hoy, a esta hora exacta de la tarde, en esta esquina, en este bar.

Abre la puerta e ingresa, se miran, ninguno esperaba encontrar al otro, mucho menos aquí, donde las probabilidades benefician el desencuentro.

Específicamente hoy se le desgarra esa parte que desconoció hasta ahora, ese rasgo oculto de las mil maneras de sentir que cobijó en su historia de amante amateur, de eterno trapo de piso de quienes lo recuerdan con simpatía pero sin amor. Hoy la ve y se recuerda años atrás, en una mesa similar en un lugar distante, jugando a olvidar en un instante, creyendo que un espíritu optimista puede con la herida mas grande.

Y así se levanta de la mesa con el libro en la mano derecha, saluda al mozo que recogerá el dinero de la mesa ahora huérfana, la mira a los ojos y le dice que no la ama, qué hoy sufre hasta el hartazgo la ausencia de los últimos años, que nadie superó ni reemplazó su voz ni su espacio, no por comparación sino por intensidad.

Y se va caminando lento, con la tranquilidad del que ha terminado bien un trabajo costoso.

Y llora.

sábado, julio 08, 2006

Perdón poetas : Experi-Miento

Y a cambio de la noche \

Vuelvo.

Arrastro el peso de \

Me cansa.

Y a cambio de tu nombre

escapo.

Sospecho una invención

Me harta.

No puedo más que \

Llega.

No alcanzo tú \

Se esconde.

No puedo hoy

hablarte.

Y mi nombre es el tuyo.