domingo, octubre 11, 2009

llueve

Llueve fuerte, perros y gatos.
Cada gato escupe algunos perros, y de cada perro salen gatos, que escupen perros, y asi el ciclo continúa.
Algunos en la caída se encuentran, se reconocen de a ratos, y si tienen suerte se enamoran, procrean perros o gatos, lo que caiga en suerte, y luego se estrellan contra el suelo, porque en este mundo tanto los gatos como los perros que caen, mueren al tocar el suelo, incluso los hijos de los que hallaron el amor en la caída, nada de siete vidas...
Algunos gatos han hecho sociedades en secreto con los perros que escupen gatos por la boca, mientras caen refuerzan su vínculo, y hasta se traicionan, reforzando vínculos con otros perros y gatos respectivamente, que serán traicionados también, por otros semejantes si es que no tienen la suerte de tocar el suelo antes, y mezclar su naturaleza muerta con la de los demás.
Y el charco de sangre, carne y pelo es uno solo, donde no se distingue raza, ni rasgo animal, porque hay dientes grandes, dientes pequeños, bolas de pelo y sangre, ojos que no mirarán nunca más nada, bocas que no maullarán ni ladrarán, ni escupirán perros ni gatos.
Pero algo hay de extraño incluso en el fin, cuando un animal esta por tocar el suelo, mira a los ojos al que esta arriba, perro o gato, lo mismo da. Mira a los ojos al que esta por encima, pronto a caer y sumarse a la masa informe de animales en comunión. Y mira a los ojos al de más arriba, que se contorsiona y si puede deja salir algunos animales de su boca, maullando o ladrando, escupiendo más animales que luego harán lo mismo.
Y en una secuencia ascendente, los animales miran a los ojos al de arriba, que mira a los ojos al de más arriba, y asi hasta que todos los animales de algun modo saben lo que les espera, en el instante preciso donde son conscientes de que están cayendo, que serán parte de lo inevitable: maullar, ladrar, escupir perros o gatos, y luego...
Pero aun así caen, maullando, ladrando, retorciendo sus pequeños o grandes cuerpos, encontrándose en los ojos de los otros animales, comunicándose entre sí, porque es lo que deben hacer, en lo inveitable de su naturaleza y su destino inminente.

El gato maulla porque aún no le he dado de comer, el perro ladra porque no salió a la calle en toda la tarde.

Afuera llueve fuerte: perros y gatos.

2 comentarios:

Jesús Aparicio González dijo...

Querido amigo, me gusta tu blog.
Me ha llamado la atención esta entrada porque su título coincide con uno de mis libros anteriores publicado en 2005 también titulado "El sueño del león" donde hago metáfora de mi ser y estar en el mundo.
Enhorabuena por su trabajo, desde España

Jesús Aparicio

Espero le gusten mis poemas si entra en mi blog. Si quiere puede dar su opinión sincera, aunque sea crítica.

http://jesusapariciogonzalez.blogspot.com/

Un abrazo

Alejandro Gomez dijo...

Gracias por tu comentario Jesús, me alegro que te guste el blog.
Con más tiempo visitaré tu blog y podremos compartir opiniones.

Un abrazo