miércoles, octubre 25, 2006

Ven, que se acaba el mundo (2da entrega)

Saber del final sin saber del principio puede resultar extraño a ojos ávidos de explicaciones, pero no las había, ni las habrá.

Cada uno en su propio ciclo, en ese momento que nadie llegó a reconocer, supieron lo mismo: no habría mas nada.

La emergencia invadió las calles, sin justificación alguna, ya que poco por hacer hay cuando la sentencia es definitiva y mas aún, conocida por todos de una manera en que ni los medios de comunicación han podido lograr desde que han comenzado a invadirnos.

Ella habla poco, solo expresa su deseo inmediato de consecución, grita por instantes, levemente, y él sabe que es tal vez el último encuentro de abrazos y desnudeces en la corta vida que lleva, y paradójicamente lo invade el terror de aquellos lejanos comienzos en esta materia.

Los dos se miraron, los dos lloraron, abrazándose bajo ese techo prestado a la fuerza, escuchando sin atención la música de la calle, ese caos que transformó a la ciudad en lo que siempre, pero con un desorden diferente, esta vez no hay reloj que sentencie una llegada tarde o una pérdida irredimible, no hay reloj, no habrá tiempo.

Fermín mira el techo con ansias de un cigarrillo que no tiene, con la tranquilidad de ser él en ese instante, de ser auténticamente él, al lado la chica mira al techo también, los ojos están vidriosos y los brazos tensos: no puede respirar.

Estoy bien, ve por ayuda dijo ella, Fermín salió a la calle y encontró muchas cosas.

Esther es el nombre en la cédula de identificación en el bolsillo de los pantalones en el suelo, hace veinte años que está en este mundo y hace pocos que trata de comprenderlos, cada vez que mira en el espejo el extremo de una cicatriz de entre tantas que le habitan la espalda. Les había inventado formas y nombres, para hacer más llevadera la coexistencia, y había leído sobre el bautismo de sangre del azote en el siglo XIV.

Por casualidad u orden desconocido otra vez el mundo se hallaba sumido en el desconcierto y en el temor de un aniquilamiento certero, varios siglos después.

Los flagelantes comenzaban a desfilar por las calles.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta
que siga!!!!!!!!!1

Besos!

Lulet (Julia Mar) dijo...

Ok. Espero desesperadamente por una second part.

Loviu!!!!

Alejandro Gomez dijo...

No puedo mas que sonrojarme, y seguir escribiendo.
Besos a ambas.

蚵仔麵線Jeff dijo...
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