sábado, julio 07, 2007

Acerca del gris de un sábado

Una taza impacta con el metal de una cuchara de té, el desayuno anuncia que la noche terminó. Una ventana, edificios lindantes, el ruido lejano de la avenida algo mas apagado que de costumbre. Es sábado y el gris amenazador de un cielo cargado obliga y asusta, invita opresivamente a permanecer en las guaridas, a utilizar el alimento almacenado y no salir siquiera para ver si ha comenzado a llover.

Los osados o quienes por obligaciones que saltean cualquier opresión salen de sus moradas para cumplir con algún deber, usan algún transporte público y quizá evadiendo el agua de una lluvia prominente llegan a destino.

Ciertamente el gris de una tormenta inminente nos infecta como una colonia de bacterias, y no salimos de nuestra casa, no salimos siquiera de nosotros mismos por ese temor a la tormenta, incluso dentro del círculo eterno de obligaciones impuestas o por elección, vamos por la calle con ese temor a cuestas, con una nube gris sobre nuestras cabezas como algún viejo dibujo animado supo mostrar.

Aprendemos a alimentar esa nube, la respetamos y le rendimos homenaje, y seguimos nuestro camino. Y en un sábado de tormenta que de por sí nos amenaza el temor es doble, nubes fuera y la que habita sobre nuestras cabezas: la jaula cobra mayor rigidez.

Hay quienes han muerto asfixiados por las propias nubes, sin tiempo a sentir el miedo a salir bajo una tormenta de sábado.

Dicen que quienes andan con esas nubes encima poseen un andar muy particular y en los ojos hay algo de brillo perdido, que podría confundirse con tristeza, pero es el miedo a quitarse la nube y el miedo a otras mas lejanas, que aunque en un día soleado, ellos saben que se puede torcer el blanco en un gris intenso y dejar caer agua a montones.

Hay quienes han muerto de miedo por temor a nubes invasoras que no estaban a la vista, y llorando o agazapados en un rincón se han perdido de incontables días de sol.

Hoy es un día nublado, es sábado, salgo a ver quien anda por ahí.

4 comentarios:

estelocomundo dijo...

y qué te encontraste, pues?

Alejandro Gomez dijo...

Encontré asfalto y gente, nubes y agua, lo de siempre cuando los sábados se nublan y la gente sale a la calle.

Mercedes dijo...

A veces el mismo asfalto, la misma gente y las mismas nubes solo parecen ser los mismos... tal vez los mismos sábados solo parecen ser iguales... Tal vez hay que animarse a enfrentar a las posibles tormentas (de dentro y de afuera). No es tan malo mojarse...por dentro y por fuera...

Alejandro Gomez dijo...

Es verdad, las igualdades a veces se nos convierten en similitudes, depende el foco que la lente nos permita apreciar, que cuando somos una mancha detras de un lente la igualdad es mayor.
Cuestión de ajustar el foco....