
Una papa se convierte en cuchara.
La cuchara salta al vacío y se inmola sobre un colchón.
El colchón que anda cansado sigue durmiendo, le pegó fuerte el atracón de la noche anterior.
Los resortes del colchón se hunden, se derriten y se filtran por una baldosa, llevándose consigo a la cuchara que yace herida.
El resorte-cuchara llega por un mecanismo desconocido, a la avenida, y se adhiere al poste de un semáforo que por alergia termina estornudando el resorte-cuchara que por estar derretidos, se adhirieron a una lamparita del semáforo, y el resorte-cuchara-lámparita cayeron justo sobre la sirena de un patrullero.
Como la luz roja faltaba del semáforo, los automóviles seguían de largo, y nadie chocó, y el patrullero que ya estaba varias cuadras delante, agregó un tono rojo a la típica luz azul.
Tal resplandor desconcertó a mas de uno que despistado, pensó que el patrullero era un carro de bomberos, y gritaban desconsolados ante tal engendro anti natural.
Y por la esquina donde estacionó el patrullero pasa un joven, riendo, caminando con soltura y tranquilidad, recordando haber dejado unas papas hirviendo, y una cuchara sobre la tapa de la olla.
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